martes, 30 de junio de 2015

NO PATOVICAS, PERO PARECIDOS

"Puso también porteros a las puertas de la casa de Jehová, para que por ninguna vía entrase ningún inmundo" - 2 Crónicas 23:19

    En Argentina, el término "patovica" posee un uso coloquial (propio de la conversación cotidiana) que se utiliza para referirse a los guardias que controlan el acceso y cuidan el orden en los lugares públicos; por lo general son personas de notable musculatura y que imponen respeto, personas ideales para discriminar quienes pueden tener el acceso al lugar que se les ha asignado para cuidar. La función de estas personas ahorra muchos problemas innecesarios en el recinto. 
    El texto de hoy hace referencia a una orden dada por el sacerdote Joiada para el cuidado del templo, una vez que destituyó a la impía reina Atalía y constituyó como rey de Judá al pequeño Joás de tan sólo siete años. Sabía el sacerdote que el buen funcionamiento del templo era esencial para la salud espiritual de la nación. Siempre los sacerdotes y levitas debían ser quienes enseñaran al pueblo a discernir entre lo santo y lo profano. Los porteros entonces, tenía una función de relevancia cuidando cada una de las entradas posibles para que se preservara la santidad que conviene a la casa de Dios. Evidentemente las instrucciones de Joiada fueron estrictas y concretas y los porteros se hicieron responsables de su trabajo a la perfección. 
    Estos hombres no cantaban, no ofrecían sacrificios, no presentaban ofrendas y quizá no hacían ninguna otra labor, pero la que les fue encomendada era una de las más importantes y sublimes: Velar por lo que entraba en la casa de Dios. Es un asunto muy serio el que representa este trabajo, y no es menor la enseñanza que nos imparte, pues no hay duda alguna que la iglesia de Cristo necesita hombres y mujeres que sean porteros de la justicia y santidad de la verdad. Quienes graben a fuego en sus corazones que "la iglesia del Dios viviente (es) columna y baluarte de la verdad" (1 Ti. 3:15b). 
    Quizá no enseñes en tu iglesia, tampoco seas bueno para cantar y ni siquiera con facilidades para dirigir un culto o con sabiduría de palabras para hablar con personas; pero puedes ser un "buen portero" del tipo "patovica espiritual" que no siendo grosero, es sumamente celoso de velar por la santidad y pureza de la iglesia de Cristo. Puedes orar y anhelar eso. Recuerda que es algo que comienza en la casa, en cada hogar, en cada vida. No puedes exigir y enseñar a otros lo que no haces con tu propia vida. Comienza por recibir el consejo del Señor para ti, "dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos." (Pr. 23:26). 

¡Dios te bendiga!

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lunes, 29 de junio de 2015

¿DISFRACES? NO EXISTE NINGUNO

"Y dijo el rey de Israel a Josafat:Yo me disfrazaré para entrar en la batalla, pero tú vístete tus ropas reales. Y se disfrazó el rey de Israel, y entró en la batalla... Mas disparando uno el arco a la ventura, hirió al rey de Israel entre las junturas y el coselete. El entonces dijo al cochero:Vuelve las riendas, y sácame del campo, porque estoy mal herido. Y arreció la batalla aquel día, por lo que estuvo el rey de Israel en pie en el carro enfrente de los sirios hasta la tarde; y murió al ponerse el sol" - 2 Crónicas 18:29 y 33-34

    A pesar de todas las advertencias de Dios para Acab, rey de Israel; y de las continuas exhortaciones de parte del profeta Elías para que abandonara sus pecados y buscara a Dios, nunca este rey mostró un corazón arrepentido y deseoso de obedecer. En última instancia, Acab pensó que las cosas estaban mejor, al menos hemos de suponerlo porque, dice la palabra de Dios, "tres años pasaron sin guerra entre los sirios e Israel" (1 Re. 22:1). Fue entonces cuando decidió iniciar una batalla la cual, no imaginaba él, sería la última de su vida. 
    Pero no fue Elías quien predijo su derrota, sino Micaías, un profeta odiado por el rey porque, en sus mismas palabras dijo: "yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal" (1 Re. 22:8). Pese a la final advertencia, Acab se propuso ir a la guerra y para evitar cualquier sorpresa y de alguna forma contrarrestar la voz de Dios por medio del profeta, optó por disfrazarse y así entró en la batalla. El relato bíblico es sumamente cuidadoso e instructivo para darnos a conocer la manera en que Acab fue herido de muerte. No fue atacado personalmente, ni reconocido por el enemigo; ni siquiera descubierto. Pero aquel flechero sirio jamás pensó que la flecha que lanzó a la ventura, fue dirigida divinamente para penetrar por el lugar donde, naturalmente los armeros debían montar una unión entre el coselete y la armadura. Mal herido y sangrando, Acab finalmente murió al atardecer.
   Ni el disfraz, ni la armadura, ni ninguna otra cosa evitó lo que Dios ya había decretado. No es posible huir de Dios, lector. No hay lugar, ni manera, ni planificación eficaz en contra de Dios. El sabe dónde encontrar al hombre y él sabe dónde poner la flecha. La muerte es inevitable, y su voz es ineludible, "No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee" (Ec. 8:8). Es mejor hacer caso a la voz de Dios y buscar su gracia para el perdón. Quizá tu ya lo has obtenido, pero una y otra vez te preguntas cómo es que el pastor de tu iglesia sabe lo que te está ocurriendo cuando predica la escritura. ¡Oh!, quizá el predica a la ventura, pero Dios sabe dónde colocar su palabra. No deseches su bondad guiándote al arrepentimiento y a una vida de piedad que le honre. 

¡Dios te bendiga!

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domingo, 28 de junio de 2015

MATEMÁTICA BÁSICA

 "Y Acab dijo a Elías: ¿Me has hallado, enemigo mío? El respondió: Te he encontrado, porque te has vendido a hacer lo malo delante de Jehová"- 1 Reyes 21:20


    Existe una regla en la matemática para multiplicar números enteros que ha sido ejemplificada a través de una ilustración que es muy difícil de olvidar una vez que se aprende. Imaginando que todos los habitantes de un pueblo están divididos en dos bandos, estas son las reglas que se seguirían: El amigo de mi amigo será mi amigo (esto equivale a + por + = +). El amigo de mi enemigo será mi enemigo (esto equivale a + por - = -). El enemigo de mi amigo será mi enemigo (esto equivale a - por + = -). El enemigo de mi enemigo será mi amigo (esto equivale a - por - = +).
   En nuestro texto de hoy, el malvado rey Acab evidentemente tenía un problema de aritmética espiritual puesto que trató al profeta Elías como su enemigo cuando en realidad era su amigo. ¿Cómo es esto? Acab estaba casado con la impía Jezabel una mujer a quien él tenía por su aliada cuando en realidad favoreció al aumento de la maldad en su propia vida y al inminente juicio divino sobre Israel. Elías era enemigo de Jezabel, habiendo dado muerte a los cuatrocientos profetas de Baal (1 Reyes 18); y era quien vivía en la presencia de Jehová y quien predicaba al rey. El profeta era en verdad un amigo para Acab, mientras que su esposa era su verdadera enemiga. 
  Existen circunstancias en que reaccionamos incorrectamente, vemos personas como enemigos quienes, en realidad, son preciosos amigos porque nos aprecian suficiente como para hablarnos la verdad. Queremos que nos digan lo que queremos y no lo que necesitamos y eso hace que equivoquemos nuestro juicio. La iglesia debe estar llena de los mejores amigos ya que la palabra de Dios nos dice "por lo cual, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros" (Ef. 4:25).  El apóstol Pablo bien podría entender al profeta Elías y su situación con Acab, cuando les escribió a los gálatas "¿me he hecho, pues, vuestro enemigo, por deciros la verdad?" (4:16). Cuando Jesús habló con los fariseos les dijo: "Y a mí, porque digo la verdad, no me creéis" (Jn. 8:45)
    Necesitamos más hombres y mujeres como Elías en la iglesia; y hace falta que también tengamos corazones sensibles a la verdad, examinandos para saber apreciar a los amigos y diferenciarlos de los que no lo son sino que nos ocasionan tropiezo. La palabra de Dios es la mejor calculadora para el alma, nunca falla y sus ecuaciones son exactas... como las matemáticas.

¡Dios te bendiga!

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sábado, 27 de junio de 2015

EL SILENCIO TAMBIÉN SE OYE

"El le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo apacible y delicado. Y cuando lo oyó Elías, cubrió su rostro con su manto, y salió, y se puso a la puerta de la cueva. Y he aquí vino a él una voz, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías?" - 1 Reyes 19:11-13

    El profeta Elías se encontraba en Horeb monte de Dios, como lo llama la escritura. Horeb es un nombre alternativo para designar al monte Sinaí, donde Moisés recibió la ley. En aquella oportunidad el legislador de Israel permaneció cuarenta días y cuarenta noches donde "no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez mandamientos" (Ex. 34:28). El libro de Hebreos describe a Moisés acercándose "al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad" (12:18).
    Quizá el profeta Elías recordaba este acontecimiento clave para la historia de la nación; puede que cuando llegó a Horeb después de andar cuarenta días, siendo él mismo un profeta temeroso de Dios como lo fuera Moisés, también pensó que una gran manifestación llena de portentos, truenos y gran sonido sería la manera en que Dios le daría a conocer su voluntad en medio de la depresión por la que estaba atravesando. Sin embargo, Elías no vio nada de Dios en todo eso; ni en el viento que rompía los montes y las peñas, ni en el terremoto y ni siquiera en el fuego. Nada de esto fue la evidencia previa de la voz del Señor. 
    Sin embargo Elías cubrió su rostro al oír el silbo apacible y delicado. El vocablo hebreo para "silbo apacible y delicado" es ni más ni menos que la palabra "silencio". Fue luego de esto que Elías oyó la voz: "¿Qué haces aquí, Elías?" ¡Qué falta hace el silencio en los hijos de Dios! "Una de las razones por las que nos deprimimos es porque el Señor parece no estar haciendo algo grande. No nos sacude con experiencias, no nos consume con sus milagros." (Courson). Es esta una gran verdad y muy importante para recordar. Si hiciéramos silencio para oír al Señor por su palabra, paso a paso, un día a la vez y en las circunstancias ordinarias de nuestras vidas; aprenderíamos como Elías que Dios no obra como nosotros le sugerimos y a nuestra manera. Los siervos de Dios necesitan oír otra vez la exhortación del profeta Jeremías "¿quién estuvo en el secreto de Jehová, y vio, y oyó su palabra? ¿Quién estuvo atento a su palabra, y la oyó?" (23:18). Los creyentes necesitan aprender a escuchar a Dios durante la semana y no esperar espectáculos los domingos en la iglesia. Escucha el silencio de Dios, no estés agonizando por experiencias con grandes estruendos; hojea tu Biblia día a día y aprecia lo que el Señor te indica a través de ella. Nada como escuchar su voz en el silencio diciéndote "¿Qué haces aquí?"

¡Dios te bendiga!

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viernes, 26 de junio de 2015

LOS 16 APÓSTOLES

"Al tercer año de su reinado envió sus príncipes Ben- hail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías, para que enseñasen en las ciudades de Judá; y con ellos a los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías; y con ellos a los sacerdotes Elisama y Joram. Y enseñaron en Judá, teniendo consigo el libro de la ley de Jehová, y recorrieron todas las ciudades de Judá enseñando al pueblo." - 2 Crónicas 17:7-9

    Un líder con visión y temor de Dios es la mayor bendición que una nación y cualquier grupo de personas puede poseer. Este fue el caso del pueblo de Judá y bajo el gobierno del rey Josafat; un rey que adquirió fama, riquezas y gloria; pero que también manifestó gran piedad cuando "se animó su corazón en los caminos de Jehová" (17:6). Cuando este rey aprendió a gozar de los beneficios de una vida piadosa como resultado de buscar a Dios, también dio pasos concretos para que su pueblo no quedara en ignorancia espiritual. 
    De manera que, tres años después de estar gobernando, envió a sus "16 apóstoles" para evangelizar e instruir al pueblo en la ley de Dios. Cinco príncipes, nueve levitas y dos sacerdotes fueron los encargados responsables de dar a conocer a todos lo que enseñaba Dios en su palabra. Josafat parece haber tenido una visión con mayor proyección espiritual que cualquier otro, ya que no limitó la responsabilidad de la enseñanza solamente a los levitas y sacerdotes, sino que la hizo extensiva a algunos de sus príncipes quienes sin duda alguna fueron preparados de antemano para la labor didáctica que el rey encomendó.
    El rey reconoció la importancia de que todos los líderes estuviesen preparados para poder enseñar a otros. Pero también, Josafat estaba convencido que la ley de Dios debía estar a la vista de todos a medida que eran enseñados por estos hombres enviados, y por ello el pasaje dice que lo hacían "teniendo consigo el libro de la ley de Jehová"; una indicación concreta de que no enseñaban lo que les parecía sino lo que estaba escrito y sujetándose a ello.  ¡Qué gran expectativa habría en el reino del sur cuando este grupo de misioneros iba ciudad por ciudad enseñando y proclamando la palabra! Eran los pies de los que llevaban buenas nuevas y anunciaban la paz. 
    Una iglesia crecerá cuando entienda que la evangelización de las almas no es un asunto que se remite únicamente a los pastores o líderes o evangelistas; sino a todos y cada uno que pueda tener una Biblia en su mano para leer y predicarle a aquellos que no han oído aún las buenas nuevas o que no entienden el mensaje de salvación. Hombres y mujeres preparados para extender el reino de los cielos un paso a la vez; con sus vecinos, amigos o familiares. Qué importante es para los hijos de Dios "llevar consigo" las escrituras para tener qué compartir con los que están sin Cristo. Eso es lo que se necesita; que la semilla del evangelio se siembre personalmente con la palabra y no con ideas acerca de ella; y para eso hacen falta más que pastores y líderes; hace falta toda la iglesia comprometida a ser sal y luz. ¿Nunca te imaginaste que podrías ser un enviado del Señor? Quizá un día se pueda decir de ti lo que dijo el apóstol Juan de quienes llevaron la luz del evangelio en la iglesia del primer siglo, "porque ellos salieron por amor del nombre de El..." (3 Jn. 7)

¡Dios te bendiga!

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jueves, 25 de junio de 2015

REACCIÓN ESPONTÁNEA

"Cuando oyó Asa las palabras y la profecía del profeta Azarías hijo de Obed, cobró ánimo, y quitó los ídolos abominables de toda la tierra de Judá y de Benjamín, y de las ciudades que él había tomado en la parte montañosa de Efraín; y reparó el altar de Jehová que estaba delante del pórtico de Jehová". - 2 Crónicas 15:8

    Cierto es que cuando uno recuerda al rey Asa en la Biblia, se queda con un sabor amargo por ser uno de los reyes que comenzó bien, pero terminó mal. No hay que olvidar nunca que las buenas decisiones del presente no son garantía de las que se tomarán en el futuro. Quizá lo que entristece de este rey es su actitud hacia los que le hablaron la palabra del Señor al final de sus días cuando él no hizo lo que tenía que hacer ( 2 Cr. 16). 
    Pero no siempre fue así con él, y es el caso de nuestro texto de hoy; no fue una reacción vulgar o ficticia para con Dios la que él tuvo pues el contexto del capítulo nos aclara que Asa y el pueblo "de toda su voluntad lo buscaban, y fue hallado de ellos; y Jehová les dio paz por todas partes". (15:15) Siempre es favorable y enriquecedor observar cómo vez tras vez en la palabra de Dios se nos dan muestras de la forma en que ella opera en los corazones sensibles y cuáles son los resultados de su recepción no solamente con los oídos, sino en especial con el alma.
    A través de toda la Biblia se puede volver a observar el mismo patrón de conducta y de reacción espontánea en los hombres y mujeres transformados. Hay un abandono o rechazo de algo, y hay una búsqueda o reparación de otra cosa; una "metanoia" (gr. - cambio de mente) radical y genuina. En el caso especial del rey Asa, la voz de Dios a través del profeta, produjo un cambio que afectó el corazón, las emociones y la voluntad; algo que siempre hace la palabra de Dios de maneras que no admiten imitación. Asa obró negativamente, es decir, quitando los ídolos abominables y también positivamente, reparando el altar de Jehová; ambas cosas van de la mano en toda genuina conversión y en toda honesta búsqueda espiritual. Quitó algo y lo llenó con otra cosa.
    El profeta Isaías lo dijo de esta manera, "dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien" (1:16-17); y el apóstol Pablo describió con características similares la transformación de los hombres y mujeres de Tesalónica, recordándoles "cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero" (1 Tes. 1:9). ¿Quieres saber si en verdad la obra de Dios está siendo llevada a cabo en un alma? ¿En la tuya? Bien, medita entonces ¿cuál es tu reacción espontánea al ser enfrentado con la verdad? Si abandonas lo incorrecto y persigues lo correcto es una evidencia inequívoca. Nada por la mitad; no se trata de sacar los ídolos y dejar el altar deteriorado; y tampoco de procurar tener un altar juntamente con ídolos aún apreciados.  
   Es una dicha observar la obra de Dios por su palabra siempre. Procura jamás sustituir sus resultados ni en tu vida ni en ninguna otra persona. 

¡Dios te bendiga!

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miércoles, 24 de junio de 2015

ACÁ MANDO YO


"Entonces los jóvenes que se habían criado con él, le contestaron: Así dirás al pueblo que te ha hablado diciendo: Tu padre agravó nuestro yugo, mas tú disminuye nuestra carga. Así les dirás: Mi dedo más pequeño es más grueso que los lomos de mi padre". - 2 Crónicas 10:10

    Cuando uno ha leído los versículos del relato bíblico anteriores a esta declaración llena de soberbia por parte del rey Roboam; casi que puede imaginar que algo así habría él de responder. Porque cuando el pueblo trajo su petición de alivio al rey, éste tuvo la opción de seguir el consejo que los ancianos le dieron, "Y ellos le hablaron diciendo: Si tú fueres hoy siervo de este pueblo y lo sirvieres, y respondiéndoles buenas palabras les hablares, ellos te servirán para siempre". (1 Re. 12:7). "¿Siervo? ¿Servirles? ¡Por favor! debe haber otra opción" - habrá pensado Roboam.
    Y entonces, la escritura dice, "Mas él, dejando el consejo que le dieron los ancianos, tomó consejo con los jóvenes que se habían criado con él, y que estaban a su servicio". (2 Cr. 10:8)  Y claro, el consejo "de los muchachos" que lo conocían desde hace tiempo terminó siendo "el mejor y más conveniente" para alguien cuyo corazón no se caracterizaba por servir sino por mandar. Pero la realidad es que Roboam, con el apoyo de sus amigos "usaría a las personas para avanzar en su autoridad, en vez de usar su autoridad para ayudar a las personas." (Wiersbe). Pero fracasó, y el reino se dividió.
    Querido lector, ¿no esta una verdad triste pero muy habitual en nuestra sociedad egoísta? Sin duda, pero si una tristeza supera a otra es cuando quienes han sido alcanzados por la gracia del Siervo de siervos, el Señor Jesucristo; no solamente no lo imitan sino que además lo deshonran con su actitud hacia el prójimo. Patrones cristianos descuidan a sus empleados, educadores creyentes no ayudan a sus alumnos a una mayor superación y desarrollo. Creyentes que no reconocen las capacidades de otros sino que las utilizan para sus propios beneficios y provecho son una vergüenza.
    Pero el consejo del Espíritu Santo es categórico y absolutamente opuesto a la filosofía de Roboam, así lo dice en su palabra "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros" (Fil. 2:3-4). No apuntemos a otra cosa, cuando el corazón acaricia el egoísmo, no busquemos el consejo de los que sabemos que piensan como nosotros. Pero sobre todas las cosas, aprendamos sí a pensar como Cristo, pues continua diciendo la palabra de Dios, "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús" (Fil. 2:5).  Aprende a servir, porque los mas grandes son los que sirven, no los que mandan.

¡Dios te bendiga!

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martes, 23 de junio de 2015

PARECIDO PERO NO IGUAL

"Al quinto año del rey Roboam subió Sisac rey de Egipto contra Jerusalén, y tomó los tesoros de la casa de Jehová, y los tesoros de la casa real, y lo saqueó todo; también se llevó todos los escudos de oro que Salomón había hecho. Y en lugar de ellos hizo el rey Roboam escudos de bronce, y los dio a los capitanes de los de la guardia, quienes custodiaban la puerta de la casa real." - 1 Reyes 14:25-27

    El reinado de Salomón fue literalmente un reino de oro; no solamente por su apogeo, extensión y dominio, sino especialmente por la manera en que el más sabio monarca de todos los tiempos utilizó el oro. Vale sólo un ejemplo para constatar lo dicho, "Y todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y asimismo toda la vajilla de la casa del bosque del Líbano era de oro fino; nada de plata, porque en tiempo de Salomón no era apreciada." (1 Reyes 10:21). No nos cabe la menor duda de cómo Salomón tuvo esta riqueza y esplendor; pues cuando pidió sabiduría a Dios para gobernar el pueblo, Dios se la concedió y también le dijo: "Y aun también te he dado las cosas que no pediste, riquezas y gloria, de tal manera que entre los reyes ninguno haya como tú en todos tus días. (1 Re. 3:13).
    Una generación siguiente y Roboam su hijo no correspondió en lo mismo como su padre, pues el cronista nos dice, "Cuando Roboam había consolidado el reino, dejó la ley de Jehová, y todo Israel con él." (2 Crónicas 12:1). Este es el momento en que acontece lo que describe nuestro texto de hoy. En su procura de mantener la dignidad y la buena apariencia (pues los escudos eran escudos ceremoniales, no escudos de guerra), Roboam sustituyó los de oro saqueados por Faraón con otros de bronce; parecidos, pero no iguales. Pero la apariencia no podía ocultar la decadencia; puede que tarde más en notarse en cualquier asunto, más no en los espirituales. 
    Lamentablemente, la dualidad y la hipocresía han reemplazado gradualmente la integridad en la vida de muchos creyentes, y como consecuencia de ello también son muchas las iglesias que poseen gran funcionalidad pero ausencia de piedad; mucha energía, pero ausencia de poder. Han decidido que su cristianismo puede darse el lujo de evitar la plenitud de Cristo y sustituirla por otro tipo de llamativos mensajes y apelativos. Nada de esto servirá para que un mundo en tinieblas vea la luz que necesita para una transformación radical y completa.
    Como en el caso de Roboam y Jerusalén, también en la vida de todos los que profesamos a Cristo como Salvador, si la palabra de Dios es abandonada, también se deja de lado la verdad y se suplanta por lo aparente. De todas maneras, la gracia de Dios puede transformar la hipocresía en un corazón transparente y genuino, volviendo el bronce del juicio en oro de piedad y hermosura. No dilates esta decisión y confía en una transformación del Espíritu de Dios operada en tu alma.

¡Dios te bendiga!

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lunes, 22 de junio de 2015

DOCUMENTOS POR FAVOR


"¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?" - Proverbios 30:4

    Todos los que manejamos vehículos y lo hemos hecho por rutas nacionales, en alguna oportunidad fuimos detenidos en nuestra marcha en algún puesto policial. Acto seguido, el pedido del policía en turno es el habitual: "Documentos por favor". Y claro, se supone que deben identificarnos primero para luego cerciorarse de quiénes somos y que todo esté en regla. Es necesario que se nos identifique cabalmente para poder continuar el viaje. La identificación es todo. 
    Cuando pensamos en cómo conocer a Dios también necesitamos una identificación que constate que él es quien dice ser. Es natural que preguntemos cosas al leer la palabra de Dios. Pero ninguna pregunta es tan importante como aquella que nos permite conocer al autor de la Biblia. Salomón incluyó en sus proverbios las palabras de un tal Agur,  porque su sabiduría terminó siendo en verdad la inspiración del Espíritu de Dios para hacer preguntas cuya respuesta es vital para la eternidad del hombre. 
    ¿Cuál es en realidad el sentido de estas preguntas y cuál su énfasis? "Son preguntas que sólo pueden tener respuesta por revelación de parte de Dios. Es decir, el hombre puede saber el "QUÉ" acerca de la sabiduría de Dios en su creación; sin embargo, el hombre no puede conocer el "QUIÉN". Éste solamente puede ser conocido cuando Dios se revela a sí mismo, tal y como lo ha hecho en las Escrituras" (MacArthur)
    El hombre puede observar, conocer, estudiar, tal y como lo enseña Romanos 1:19-20 "porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa." Pero esto no significa conocimiento de Dios para vida. Job dijo que "de oídas te había oído, mas ahora mis ojos te ven." (42:5)  
    He aquí las preguntas que nos ayudan a identificar al Creador. Especialmente su nombre y el nombre de su hijo, lo cual es una referencia a Dios y a Jesucristo "...nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar." (Mt. 11:27). Algunos de los que leen esto quizá han crecido en una familia cristiana o dentro de la iglesia y conocen todo acerca del "QUÉ" de Dios, pero aún no conocen al "QUIÉN" porque el Espíritu de Dios aún no lo ha revelado al corazón. 
    ¿Has pensado que tu conocimiento de Dios puede ser solamente teórico y teológico pero no salvador? ¿Has pensado cómo puedes haber crecido bajo una tradición cristiana evangélica sin haber creído en la esencia del Evangelio? ¿No será eso lo que te impide avanzar y que no es inmadurez  cristiana sino falta de vida en Cristo? Es mi ruego que por intermedio de esta simple exposición del pasaje el Señor abra tus ojos para ver "QUÉ y QUIÉN" es Dios.

¡Dios te bendiga!

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domingo, 21 de junio de 2015

YA TE LO HABÍA DICHO...

"Ciertamente pondrás por rey sobre ti al que Jehová tu Dios escogiere... Pero él no aumentará para sí caballos, ni hará volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos... Ni tomará para sí muchas mujeres, para que su corazón no se desvíe; ni plata ni oro amontonará para sí en abundancia." - Deuteronomio 17:15-17
"El peso del oro que Salomón tenía de renta cada año, era seiscientos sesenta y seis talentos de oro... Y traían de Egipto caballos y lienzos a Salomón; porque la compañía de los mercaderes del rey compraba caballos y lienzos... Y tuvo setecientas mujeres reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su corazón." 1 Reyes 10:14; 1 Reyes 10:28; 1 Reyes 11:3

    El diccionario de la Real Academia Española define la palabra "consecuencia" como "hecho o acontecimiento que se sigue o resulta de otro." Es esta una realidad que todos vivimos a diario y bajo innumerables circunstancias ya sean transcendentes o no: Las consecuencias de todo lo que hacemos. Este hecho no contempla temperamentos, personalidades, conductas o lugar en la historia; es sencillamente el efecto de una causa. 
    Es por eso que al pensar en Salomón y la grandeza de su reino, su fama, sabiduría y todo su esplendor incluyendo el hecho de que fue el autor de tres libros del Antiguo Testamento; necesitamos inquirir diligentemente para descubrir cuál es la razón original que derivó en la consecuencia de una apostasía de las más lamentables y recordadas en la escritura. Y como no podía ser de otra manera en el ámbito espiritual, las consecuencias son el resultado de la desobediencia a la palabra de Dios. Así de claro lo había dicho el Señor: "Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribirá para sí en un libro una copia de esta ley... y lo tendrá consigo, y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios, (para que no) se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus días en su reino, él y sus hijos, en medio de Israel." (Dt. 17:18-20).
    He aquí la principal y única razón de la desviación espiritual del rey Salomón. Cuando dejó de lado la palabra de Dios, dejó de lado la fuente de la verdadera delicia y comenzó a andar en consejo de malos, a estar en camino de pecadores y dejó el trono de la piedad y la justicia para sentarse en la silla de los escarnecedores, y sufrió en su propia vida y reinado el corolario de su pecado.  Deja de oír la voz de Dios y automáticamente darás oído a la voz del extraño con su pregunta favorita "¿Conque Dios os ha dicho...?" (Gn. 3:1). De allí en más es un tobogán de consecuencias de las cuales en muchas ocasiones no es posible recuperarse. 
   Es mucho mejor mantener constancia en lo poco, sostener los principios fundamentales y mantenerse en la senda antigua de la lectura y la obediencia diaria a la palabra de Dios porque de lo contrario, no solamente pecarás contra Dios sino que harás exactamente lo contrario a lo que él enseña, como Salomón lo hizo con el oro, las mujeres y los caballos. Dios ya se lo había dicho.

¡Dios te bendiga!

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