martes, 31 de marzo de 2015

PURO BLÁ, BLÁ, BLÁ


"Entre las familias de Rubén hubo grandes resoluciones del corazón. ¿Por qué te quedaste entre los rediles, para oír los balidos de los rebaños? Entre las familias de Rubén hubo grandes propósitos del corazón." - Jueces 5:15b-16

    A través de los años, pastores que han estado ministrando al Señor tuvieron la oportunidad de aconsejar a muchas personas en momentos de decisiones espirituales. Han visto jóvenes en campamentos hablar con consejeros luego de las predicaciones, los han visto llorar y tomar resoluciones definidas. Han visto hombres y mujeres en sus congregaciones que manifestaron iniciar una nueva etapa de cambios y compromisos que prometían un futuro bendecido. Pero en poco tiempo también vieron cómo estas determinaciones no eran más que eso, determinaciones.  
    El pasaje de hoy es muy instructivo, pero un breve repaso sobre la historia de la tribu de Rubén hasta el tiempo en que esto ocurrió es muy aleccionador de conocer. Números 32:1 dice que "Rubén y los hijos de Gad tenían una muy inmensa muchedumbre de ganado"; por esta razón, y cuando Israel se aprestaba a entrar en la tierra de Canaán  cruzando el río Jordán para librar batallas, ellos dijeron a Moisés: "no nos hagas pasar el Jordán" (32:5c). 
    Cuando Moisés les dijo:"¿Irán vuestros hermanos a la guerra, y vosotros os quedaréis aquí?" (32:6b), ellos respondieron: "nosotros nos armaremos, e iremos con diligencia delante de los hijos de Israel" (32:17a). Ahora, en Jueces 5:16 apreciamos el final de la historia. Lo único que tuvieron ellos fueron "propósitos de corazón" pero nada de hechos. Se quedaron con la comodidad que ya conocían pero no se aventuraron en la ayuda de los demás. Ayudaron, pero no lo hicieron completamente.
    Esto es lo que ha acontecido con gran cantidad de las personas y situaciones de que son mencionadas al inicio. Se quedan igual que siempre, oyendo "el balido de sus rebaños" y  confunden "grandes propósitos de corazón" con "obediencia". No hay convicción, no hay subordinación, no hay cambio alguno. 
    ¿Cuánto hace que tienes "grandes propósitos de corazón" para empezar a leer tu Biblia todos los días? ¿Para hablar a tus familiares de Cristo? ¿Para no llegar tarde a tu trabajo? ¿A los cultos de tu iglesia? ¿A dejar de mirar inmoralidad en internet? ¿A tratar mejor a tu esposa o esposo? ¿A no gritar en tu casa? 
    ¿Cuánto hace que vienes diciendo: "Mañana sí, mañana empiezo"? No confundas propósitos con hechos. "¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que yo digo?" (Lc. 6:46); "y al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado." (Stgo. 4:17); "Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis." (Jn. 13:17); "Pero sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos." (Stgo. 2:22)... ¡Y tantos otros pasajes de la Escritura nos enseñan esto! 
    Quiera el Señor mover tu voluntad y tu obrar de manera conjunta.

¡Dios te bendiga!

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lunes, 30 de marzo de 2015

CABOS SUELTOS

"También la casa de José subió contra Bet-el; y Jehová estaba con ellos. Y la casa de José puso espías en Bet-el, ciudad que antes se llamaba Luz. Y los que espiaban vieron a un hombre que salía de la ciudad, y le dijeron: Muéstranos ahora la entrada de la ciudad, y haremos contigo misericordia. Y él les mostró la entrada a la ciudad, y la hirieron a filo de espada; pero dejaron ir a aquel hombre con toda su familia. Y se fue el hombre a la tierra de los heteos, y edificó una ciudad a la cual llamó Luz; y este es su nombre hasta hoy." - Jueces 1:22-26

    Nuevo comienzo para Israel; establecidos en la tierra prometida a Abraham y a su descendencia, ahora tomaban posesión de la misma y derrotaban a los pueblos paganos bajo la dirección de Dios. Las tribus hicieron sus batallas individuales y fueron obteniendo sus heredades. Pero la obediencia parcial, es desobediencia total y siempre tiene malas consecuencias. Y de esto habla el libro de Jueces.
    La casa de José, gozando de la compañía de Dios inclusive, creyeron obtener aquello por lo que luchaban sin tener que sufrir ni un sólo reproche por falta de obediencia. Así se apoderaron de la ciudad de Luz, a la que luego llamaron Bet-el, pero lo hicieron con una concesión, dejaron ir al hombre que les dio los datos necesarios para tomar la ciudad, ya que ese fue el trato que hicieron con él; pues ¿qué mal podía hacer un sólo hombre cuando ellos obtenían toda una ciudad? 
    Es de vital importancia que entendamos que "LUZ" es el hebreo לוז que significa "perversidad", al contrario de lo que imaginaríamos en el idioma castellano. Todo tiene otro sentido cuando sabemos esto. Porque la casa de José transformó la ciudad de perversidad en una Bet-el, "casa de Dios"... ¡pero no lo hizo completamente! ¿Y qué ocurrió? Pues este hombre, con toda su familia se fue a los heteos y volvió a edificar "Perversidad" la cual se nos dice en el relato "este es su nombre hasta hoy."
   Si en vez de conquistar el pecado, nos comprometemos con él aún en el detalle más insignificante (¿qué es un hombre y su familia en comparación a toda una ciudad?), entonces aquel enemigo que no derrotamos eventualmente nos derrotará a nosotros. Y el postrer estado es peor. Se edifica "una ciudad" que reproduce y multiplica lo que nosotros no supimos vencer. "No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna." (Gál. 6:7-8).
    Dios está con sus hijos para que salgan victoriosos en todas sus batallas espirituales, pero es necesario que no haya compromisos con el pecado, "sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne." (Ro. 13:14). Cuando trates con algún pecado en tu vida, debes velar por cortar todas las posibles solicitudes y relaciones con él, sean materiales, morales o espirituales; corta con todo lo que pueda ser potencialmente dañino para tu vida de fe y tu futuro testimonio. No dejes cabos sueltos.

¡Dios te bendiga!

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domingo, 29 de marzo de 2015

EVITA TENER QUE DAR EXPLICACIONES

"Si nos hemos edificado altar para volvernos de en pos de Jehová, o para sacrificar holocausto u ofrenda, o para ofrecer sobre él ofrendas de paz, el mismo Jehová nos lo demande. Lo hicimos más bien por temor de que mañana vuestros hijos digan a nuestros hijos: ¿Qué tenéis vosotros con Jehová Dios de Israel?" - Josué 22:23-24

    Cuando llegó al final la distribución de la tierra entre los hijos de Israel, Josué llamó a la tribu de Rubén, de Gad, y a la media tribu de Manasés para que regresaran a su heredad ya adquirida al otro lado del Jordán. Cumplieron con su promesa hecha años atrás a Moisés en Números 32, de que pasarían el Jordán y librarían las batallas con el resto de las tribus hasta que todo hubiera terminado.
    Ahora, regresaban a su lugar escogido. Pero al hacerlo edificaron un altar que, ellos explicaron, solamente sería para testimonio para las generaciones venideras de que también pertenecían a Israel aunque vivían al oriente del Jordán. Tal acción generó una sospecha en el resto de las tribus que casi los lleva a un conflicto bélico por causa de una mala interpretación de motivos. Luego de explicar los mismos, todo quedó en paz y cada uno volvió a su heredad. 
    Pero ¿era necesario este altar? ¿había que poner un monumento adicional para comprobar su identidad y relación con el pueblo de Dios? Es más que probable que no. Pero la raíz de todo estaba en que desde el principio estas dos tribus y media habían escogido fuera de la voluntad de Dios, en un lugar que no era el que Dios había planeado para ellos como parte de Israel. Como una de las consecuencias de esto, sintieron la necesidad de "asegurar" su filiación.
    Siempre que un hijo de Dios tiene que elaborar algo a la fuerza para sostener el testimonio de la unidad con el resto de sus hermanos, estamos a las puertas de un problema que podría evitarse. "No damos a nadie ninguna ocasión de tropiezo," (2 Cor. 6:3). Pensemos siempre acerca de las decisiones que tomamos antes de tener que realizar explicaciones por conductas comprometedoras. Quien tiene que dar razones de su conducta algunas veces es porque la misma no es del todo clara. No siempre es así, pero cuando se trata del testimonio de Cristo hemos de ser cautelosos para vivir como sal y luz sin dar pie a malas interpretaciones. 
    Rubén, Gad y la media tribu de Manasés debían hacer caso al último mandato de Josué para ellos antes de partir, "Solamente que con diligencia cuidéis de cumplir el mandamiento y la ley que Moisés siervo de Jehová os ordenó: que améis a Jehová vuestro Dios, y andéis en todos sus caminos; que guardéis sus mandamientos, y le sigáis a él, y le sirváis de todo vuestro corazón y de toda vuestra alma." (22:5). Este es el secreto de una vida transparente y abierta a los ojos de los demás. No importa lo que otros digan cuando vivimos bajo esta consigna. 

¡Dios te bendiga!

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sábado, 28 de marzo de 2015

"DESPUÉS DE USTED, POR FAVOR"

"Y después que acabaron de repartir la tierra en heredad por sus territorios, dieron los hijos de Israel heredad a Josué hijo de Nun en medio de ellos; según la palabra de Jehová, le dieron la ciudad que él pidió, Timnat- sera, en el monte de Efraín; y él reedificó la ciudad y habitó en ella." - Josué 19:49-50

    Josué; ¡qué ejemplo! Un hombre dedicado completamente al servicio. Sirvió al Señor bajo el liderazgo de Moisés; sirvió al pueblo dirigido por Dios y meditando en la ley de Jehová. Josué, al igual que Caleb, sobrevivió a todos los que salieron de Egipto y que murieron en el desierto por incredulidad; él creyó a Dios y continuó bajo su servicio. 
    Dirigió las batallas de la conquista; repartió la tierra, enfrentó decisiones duras como en el caso de Acán (cap. 7) y en el caso de los gabaonitas (cap. 9). Vio como su compañero de milicia y único de casi su misma edad, Caleb, recibía su herencia y conquistaba todo lo que Dios le había prometido. Josué se mantuvo fiel en todo momento, nunca se quejó, nunca demandó nada, y siempre fue un hombre fiel entregado para el beneficio de los demás.
    Y este hombre fiel, esperó hasta el final para recibir su herencia. Jamás reclamó nada y nunca se apuró sino que dejó todo hasta el tiempo que Dios le daría su porción. Y así fue. ¿Por qué fue tan paciente, benévolo y desinteresado? Dos cosas son notables: Primero, sabía que obtendría lo que le correspondía "según la palabra de Jehová" ¿cómo iba a dudar de lo que el mismo Dios le había prometido? Su confianza, era la voz y la promesa de Dios. 
    Segundo, Josué podría haber elegido uno de los mejores territorios, y sin embargo dejó a otros el primer lugar. ¿Con qué espíritu hizo esto Josué? Sin duda con el que revelan las palabras del apóstol Pablo "Ninguno busque su propio bien, sino el del otro." (1 Cor. 10:24). La importancia que reviste saber que nada escapa del control de Dios hace que podamos decir con los hijos de Coré, "El nos elegirá nuestras heredades..." (Sal. 47:4). ¿Cuántas veces buscamos los primeros lugares? ¿Cuántas veces deseamos hacer prevalecer "nuestros conocimientos de esto y lo otro"? ¿Cómo es posible que siempre queramos hacer destacar nuestras capacidades y lo que sabemos por encima de los demás?
    Josué (Salvador) perfectamente emuló las virtudes de Cristo y que se nos ruega que imitemos. Medita en ello, "Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús," (Fil. 2:1-5). Aquí está el espíritu de Josué.

¡Dios te bendiga!

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viernes, 27 de marzo de 2015

DEJA DE QUEJARTE

"Y los hijos de José hablaron a Josué, diciendo: ¿Por qué nos has dado por heredad una sola suerte y una sola parte, siendo nosotros un pueblo tan grande, y que Jehová nos ha bendecido hasta ahora?... Y los hijos de José dijeron: No nos bastará a nosotros este monte; y todos los cananeos que habitan la tierra de la llanura, tienen carros herrados; los que están en Bet- seán y en sus aldeas, y los que están en el valle de Jezreel." Josué 17:14-16


    Una consideración de los territorios repartidos a las doce tribus en el libro de Josué, arrojará una interesante información en cuanto a los descendientes de José (representado en las tribus de Efraín y de Manasés); y es que ellos recibieron una extensión importante de tierra debido a cómo habían sido bendecidos por Dios en cuanto a la densidad de población. No hay duda alguna que la profecía de Jacob sobre su hijo José, se había cumplido, "Rama fructífera es José, rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro." (Gn. 49:22).
    Pero ahora, ellos se quejaban de lo que tenían y afirmaban que sería poco. Sin embargo, no era ese el problema de fondo, sino otro. A saber, que había más territorio para poseer pero creían que los cananeos que los habitaban eran demasiado fuertes para ellos. De manera que se empezaron a quejar en lugar de comenzar a conquistar. Ya Josué se los dijo con firmeza, "Tú eres gran pueblo, y tienes grande poder; no tendrás una sola parte, sino que aquel monte será tuyo; pues aunque es bosque, tú lo desmontarás y lo poseerás hasta sus límites más lejanos; porque tú arrojarás al cananeo, aunque tenga carros herrados, y aunque sea fuerte." (17:17-18). 
    Perdemos mucho tiempo cuando nos quejamos de lo que tenemos y no miramos con fe hacia lo que se nos ha prometido. No se nos ha prometido sin sacrificio. Los privilegios espirituales y las victorias de la fe tienen sacrificios de por medio "Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma," (1 Pe. 2:11); "...me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos." (Jd. 3).
    Si quieres tener más, fíjate que sea dentro del marco de las promesas que Dios te ha dado y no en el contexto de alguna búsqueda caprichosa. Si pedimos para gastar en nuestros deleites no obtendremos respuestas. No te quejes, sino "Pelea la buena batalla de la fe" (1 Ti. 6:12). ¡Cuánta bendición tenemos en Cristo! ¡Cuántas cosas nos ha dado en su sola gracia! Entonces, sin andar sollozando por ahí, "vistámonos las armas de la luz" (Ro. 13:12), y obtengamos todo lo que el Señor nos dará para que continuemos reflejando a Jesucristo. 

¡Dios te bendiga!

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jueves, 26 de marzo de 2015

"¡PERO MÍRATE, NO HAS CAMBIADO NADA!"

"Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar." - Josué 14:11

    Cuando los niños crecen y no son vistos por los amigos de la familia por bastante tiempo; luego, al verlos, nunca falta la exclamación de "¡cómo has crecido!"  Con el paso de los años, cuando uno ha llegado a cierta edad, el comentario cariñoso es "¡pero mírate, no has cambiado nada!" Simpáticas como nos parezcan ambas reseñas tan comúnmente escuchadas, lo cierto es que en el caso de Caleb, hijo de Jefone, de la tribu de Judá, a los ochenta y cinco años no se podía decir que era un cumplido mencionar que no se notaba el cambio desde que tenía cuarenta años. Su fuerza y vitalidad no habían mermado en absoluto. 
    En aquella oportunidad cuando formó parte de la docena de espías que fueron a reconocer la tierra prometida, su corazón lleno de fe no dudó en absoluto de que Dios les daría la victoria sobre los gigantes de Anac. De acuerdo a la misma confesión de Caleb, él "trajo noticias como lo sentía en su corazón" (Jos. 14:8). Este guerrero no inventó un informe ni presumió de nada. Creyó y confió en Dios.
    Cuarenta y cinco años después, sus convicciones no habían variado en absoluto. Seguridad, firmeza y constancia caracterizaban a este "007" del pueblo de Israel. Un espía incomparable, fiel y decidido. Ninguna de las experiencias vividas en el desierto hicieron variar su inquebrantable certeza. Ni la falta de agua, ni la falta de pan, ni siquiera las continuas murmuraciones del pueblo; nada de esto lo cambió.
    ¿Y qué ha de pasar contigo? ¿Cómo estarán tus convicciones dentro de los próximos veinte años o al final de tus días? Haz un análisis de cómo estás hoy y tendrás una proyección bastante acertada. ¿Tienes convicción sobre la Suficiencia de las Escrituras? ¿Crees que ellas son la autoridad final para todo tema que tenga que ver con Dios, Cristo,  la vida, la muerte y la eternidad? ¿Crees que Jesucristo es el único camino a Dios sin ningún otro mediador? Dentro de unos años, ¿seguirás creyendo que debe existir una separación definida y drástica con el pecado, el mundo, la carne? ¿Tendrás la misma seguridad de que la palabra de la cruz es el único mensaje que transforma al pecador o serás pragmático y utilizarás paliativos para hacerlo "más atractivo" a los perdidos? ¿Qué de tu matrimonio, tus hijos, tus amigos? ¿Seguirás teniendo la misma certeza sobre lo que la Biblia dice acerca de estas relaciones?
    Si Caleb estuviera entre nosotros quizá tendría un versículo favorito que nosotros debemos adoptar ya mismo si aún no lo hemos hecho, "Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano." (1 Cor. 15:58).

¡Dios te bendiga!

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miércoles, 25 de marzo de 2015

MAS VALE MAÑA QUE FUERZA

"Y los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová. Y Josué hizo paz con ellos, y celebró con ellos alianza concediéndoles la vida; y también lo juraron los príncipes de la congregación." - Josué 9:14-15

    Satanás sabe utilizar muy bien la astucia cuando la fuerza no tendrá los resultados que busca para vencer al pueblo de Dios o al creyente. No cambia sus artimañas con el paso del tiempo; así logró hacer con Josué y la nación de Israel lo que de otra manera no hubiera podido. Cuando él no llega como león rugiente, lo hace como una serpiente engañosa. ¿Su método? Hacer que Israel anduviera por vista y no por fe. Cuando Israel confió en su propio entendimiento, basado en la observación, la reacción natural fue pensar "¿Qué tiene esto de malo?" 
    Habían sido derrotados en Hai (cap. 7) y aprendieron la lección de no ocultar el pecado, pero ahora tenían que aprender que el pecado se oculta con astucia para obtener la victoria. Pero ellos sólo miraron las batallas como una guerra material y este fue el error puesto que hay una realidad que va más allá de lo material "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes."(Ef. 6:12). 
    El sentido común nos ha sido dado por Dios para que aprendamos a escoger lo mejor, por eso es que sabemos cuando no debemos comer una manzana podrida. Pero cuando se trata de lo espiritual, tenemos que aprender a tener "los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal." (He.5:14).
    Josué debía haber consultado a Jehová y hubiera sabido que los Gabaonitas los estaban engañando, usando más maña que fuerza. Tomamos decisiones prácticamente a cada instante y esta es la razón por la que una dependencia continua del Espíritu de Dios es imprescindible para el creyente. Con toda probabilidad, lo que nos dirá continuamente es "Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal;" (Pr. 3:5-7). 
    Ten cuidado, hay muchos "gabaonitas" dando vueltas que solamente procuran impedir tu avance espiritual. La urgencia, decisiones inmediatas, gustos, oportunidades únicas, apresuramientos, tiempo mal utilizado, compras innecesarias; son muchas veces los que ocasionan tu derrota silenciosa. Consulta al Señor, toma tiempo para orar y escuchar su voz y de esta manera fortalece el escudo de la fe con el cual puedas apagar todos los dardos de fuego del maligno. (Ef. 6:16)
    No oigas cualquier tipo de voz, sólo la voz del Buen Pastor. Vela, ora y no cedas a tus impulsos sin dependencia del Señor.

¡Dios te bendiga!

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martes, 24 de marzo de 2015

ENCUBIERTO AL DESCUBIERTO

"Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel, y así y así he hecho. Pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé; y he aquí que está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero debajo de ello." - Josué 7:20-21

    Era un momento doloroso para la nación de Israel pues luego de tantos años de espera para tomar posesión de la tierra prometida, ahora, en unas pocas horas y a pesar de una gran victoria sobre Jericó, debían lamentar la muerte de algunos del pueblo como consecuencia de un pecado encubierto. Nuestro texto de hoy relata la confesión del pecado de Acán ante Josué y toda la congregación. Pero ¿es realmente una confesión? Técnicamente lo es, pero no práctica ni moralmente. 
    Acán confiesa el pecado porque ha sido descubierto en el mismo, de lo contrario es dudoso que lo hubiera hecho. Había escondido muy bien lo que había tomado de Jericó bajo la clara indicación de Dios de no hacerlo. Su confesión también deja entrever su falta de arrepentimiento, pues describió como "muy bueno" aquello que Dios dijo que era maldecido. Es una pequeña nota que demuestra que un corazón codicioso sin pesar por el pecado, siempre tiene la tendencia a verle el lado bueno a las faltas que comete contra Dios. No, Acán no estaba arrepentido, sólo con remordimiento y procurando enaltecer su persona al demostrar a todos que no ocultaba su falta. Pero, de no haber sido descubierto ¡cuánto disfrutaría el oro, la plata y las prendas babilónicas!
    La importancia que reviste este pasaje es muchas veces pasada por alto porque un signo de interrogación  aparece en quienes no comprenden cómo Dios fue tan severo con Acán y su familia en el resto del pasaje cuando este "pobre hombre" - dicen ellos - confiesa su pecado públicamente. Pero cuando olvidamos el carácter verdadero de la confesión y el arrepentimiento, es normal que no tengamos discernimiento ni claridad para juzgar el pecado. La escritura dice, "El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia." (Pr. 28:13). Jamás hubo intención en Acán de apartarse de su pecado y en cuanto a su confesión, pues nunca sabremos qué grado de sinceridad tenía ya que su encubrimiento y posterior descubrimiento le quitan cualquier tipo de  veracidad confiable a sus palabras.
    Son muchos otros en la Biblia que como Acán, dijeron "he pecado" más nunca mostraron arrepentimiento; Faraón, Balaam, Saúl, Judas; todos ellos dijeron lo mismo, pero sus palabras no contenían más que remordimiento y orgullo. Quiera el Señor que cuando pequemos contra él, podamos decir "he pecado" pero como el rey David quien mostró en el salmo cincuenta y uno el arrepentimiento genuino de un penitente. "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad." (1 Jn. 1:9). Que el cielo nos encuentre siempre viniendo a rendir cuentas y no siendo descubiertos con deudas, porque nunca sabremos qué grado de honestidad y sinceridad hay en corazones sorprendidos en faltas.

¡Dios te bendiga!

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lunes, 23 de marzo de 2015

"HOY ANDO JOYA"

"Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien." - Josué 1:8

    "Hoy ando joya" - es un modismo rioplatense que comunica la idea de bienestar general en la persona que lo dice. La expresión refleja una situación particular y extraordinaria ya que las joyas son preciadas y costosas y en la mayoría de los casos muy difícil poseerlas; lo mismo que le ocurre a tantos que lo dicen porque casi nunca las cosas les salen excelentemente bien. 
    Hay una buena noticia para ti hoy, las cosas pueden siempre salir bien. Lo dice Dios en su palabra. Se lo dijo a Josué antes de comenzar la campaña militar que finalizaría con la posesión de la tierra prometida; su tarea sería dura y complicada, pero la prosperidad y el final airoso estaban garantizados para este general del ejército de Israel. Sin embargo, el éxito estaba condicionado a una cosa que para Josué era imprescindible hacer: Lectura, meditación y obediencia de la palabra de Dios. Lo que emprendería Josué, lo emprendería en obediencia directa a lo que Dios le indicaría, y esto resultaría en una continua satisfacción de cosas que salen bien.
    Para que las cosas salgan siempre bien, deben ser hechas conforme a lo que Dios desea. Quienes han llegado al conocimiento de la verdad por medio de Jesucristo, han aprendido que es la palabra de Dios la que los guía a lo que es mejor para ellos. Vivir sin Cristo es vivir bajo los designios de la voluntad propia, para uno mismo. Cuando Cristo vive en el corazón sus deseos son nuestros deseos. He aquí por qué razón todo sale bien.
    El rey David dijo: "El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón."(Sal. 40:8).  Sus palabras son la confesión de un consejo anterior vivido en su propia experiencia en otro salmo: "Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón." (37:4). Las cosas salen siempre bien cuando hacemos lo que Dios quiere, no lo que nosotros queremos. ¿Y cómo piensas saber lo que Dios quiere si no lees, meditas y obedeces la Escritura? Ya lo dijo Jesús a los religiosos de su tiempo: "¿No erráis por esto, porque ignoráis las Escrituras, y el poder de Dios?" (Mr. 12:24) Salomón dijo: "El mal perseguirá a los pecadores, mas los justos serán premiados con el bien." (Pr. 13:21). 
    Si quieres disfrutar la vida, entonces sabe que es posible amando a Dios y confesando su nombre. Un corazón transformado anhelará escuchar la voz de Dios en la Biblia. Ella contiene todo lo bueno que necesitamos para vivir y "andar joya" todos los días. "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." (Ro. 8:28)

¡Dios te bendiga!

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domingo, 22 de marzo de 2015

CUIDADO CON EL SOBREPESO

"Pero engordó Jesurún, y tiró coces (engordaste, te cubriste de grasa); entonces abandonó al Dios que lo hizo, y menospreció la Roca de su salvación." - Deuteronomio 32:15

    Cuando Dios bendijo a la nación de Israel a través de todos sus beneficios espirituales y materiales, ellos pasaron de ser un pueblo esclavo, débil y nómade, a ser una nación libre, fuerte y con territorio propio prometido centenares de años antes. Recibieron de Dios mucho más de lo que imaginaban con incesantes muestras de gracia, amor, bondad y misericordia. Tuvieron seguridad y saciedad tan abundantes que estas se transformaron paulatinamente en todo lo que les importaba. Engordaron de tal forma que las gratificaciones de sus apetitos los volvieron insensatos, descuidados y absolutamente jactanciosos. Y no solamente vivieron para sí mismos no teniendo en cuenta a Dios, sino que la consecuencia de tal condición fue la adopción de una postura de soberbia e insolencia para con la Roca de su salvación,  dando coces como animal desacostumbrado al yugo, menospreciando y persiguiendo a los profetas que de parte de Dios les amonestaban.
   ¡Qué imagen tan contemporánea es esta de tantos que bebieron con prodigalidad del río de las bendiciones de Dios! Fueron rescatados de su vana manera de vivir, librados de una condenación eterna, pero engordaron el intelecto espiritual solamente para sentirse seguros por las promesas de la gracia divina y comenzaron a descuidar los verdaderos valores del alma como es el disfrutar de una comunión diaria, fresca, renovada y personal con el Señor Jesucristo. Biblias cerradas por no hallar deleite ya en sus verdades o en sus historias con ejemplos vivos para imitar. No más oración, no más comunión con los hermanos, sino un argumento engreído de "Yo no me congrego pero honro a Dios de todas maneras en mi casa"
     O bien se acostumbraron a patear y menospreciar al Salvador, teniendo en poco la enseñanza, argumentando todas las exhortaciones pastorales y de los maestros de la congregación, "Pastor, ¿y qué me dice de fulano y de mengano? ¿Por qué siempre me llama la atención cuando enseña?" Sobrepeso de grasa mundana y filosofía terrenal que pretende suplantar las promesas más sencillas y gloriosas del evangelio. ¡Ay de ti, si eres uno de los tantos que creen que no caminan porque han hecho ya mucho por Cristo y no se dan cuenta que lo único que los ha detenido es el peso de la indulgencia y la satisfacción de sus obras hechas para su propia gloria y reconocimiento. ¡Te olvidaste del Varón de Dolores! ¡Mala memoria de tu alma que sólo ha acumulado soberbia y saturación egocéntrica dejando de lado a Jehová-Jireh (Dios proveerá - Gn. 22:14)! No hay mejor exhortación que la misma escritura "Porque el desvío de los ignorantes los matará, y la prosperidad de los necios los echará a perder"(Pr. 1:32)
    Vuelve tu alma y corazón a la Roca de tu salvación, y aplica la recomendación del profeta Oseas  a tu propio espíritu, "Llevad con vosotros palabras de súplica, y volved a Jehová, y decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien, y te ofreceremos la ofrenda de nuestros labios." (Os. 14:2).

¡Dios te bendiga!

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sábado, 21 de marzo de 2015

CARDIOCIRUGÍA

"Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas." - Deuteronomio 30:6

    La circuncisión era una práctica común en los pueblos orientales pero en Israel fue utilizada como la señal de un pacto entre Dios y su pueblo. Esto se remontaba a los años de la vida de Abraham, en Génesis diecisiete. Este rito para la nación judía significaba separación, obediencia y pureza para Dios, pero simbolizaba dejar de lado los méritos personales para abrazar la gracia de Dios como único medio de reconciliación con él.
    Con el tiempo, la nación hizo del rito un asunto meritorio en sí mismo y pasaron por alto su verdadero siginificado espiritual. Pero Moisés lo aclaró ellos antes de morir; lo que tiene que ser quitado no se halla en el cuerpo exterior sino en el espíritu representado en el corazón. Bíblicamente usamos el término corazón para referirnos a él como centro de nuestros intelectos, emociones y voluntad, nunca como el órgano que bombea la sangre a todo nuestro cuerpo.
    Solamente un corazón tratado con la cirugía celestial a manos Dios puede ser cambiado para el objetivo más importante del hombre que es glorificar a Dios y disfrutar de él por siempre amándolo. Naturalmente, el corazón del hombre no ama a Dios; no se puede confundir simpatía con amor. Muchos simpatizan con Dios por tradición, pero no lo aman porque necesitan un cambio de corazón que solamente ocurre cuando el evangelio, las buenas nuevas de salvación por medio de la muerte y resurrección de Jesucristo llega a ser creído y recibido por medio de la fe sola.
    No sirven meras reformas, no tienen valor las resoluciones tajantes por cambiar y abandonar hábitos que a la sola luz de la conciencia sabemos que no honran ni a Dios ni a la ética más primitiva. Cuánto más cuando son expuestas ante la palabra de Dios, la Biblia. Ella no deja lugar a dudas que solamente el arrepentimiento, la confesión de pecado y la aceptación del don divino de Hijo de Dios, son la única garantía de un corazón convertido. Así lo dijo el profeta Ezequiel, "Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra." (36:26-27). 
    En el Nuevo Testamento, Jesús expresó: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios." (Jn. 3:7). Esto cambia el corazón, esto es la nueva vida y esto es lo que hace que un hombre o mujer pueda amar a Dios. Una cirugía espiritual del corazón. Un cambio radical y completo, nada reformado ni remendado sino nuevo completamente. La religión reforma, la relación con Cristo, transforma.
     Tomemos muy en serio las palabras del profeta Jeremías: "Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz." (Jer. 10:16).

¡Dios te bendiga!

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viernes, 20 de marzo de 2015

¡ESTO NO ES VIDA!

"Por la mañana dirás: ¡Quién diera que fuese la tarde! y a la tarde dirás: ¡Quién diera que fuese la mañana!"- Deuteronomio 28:67

    Con cuánta exactitud describe la Escritura la condición de quienes viven en desobediencia para con Dios. No se trata de si tú crees o no crees en Dios. De hecho, todo el mundo creerá en Dios en la eternidad, inclusive quienes se proclamaron ateos en esta vida. Pero creer en Dios no es ninguna garantía para vivir en paz, "Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan." (Stgo. 2:19).
    Cuando Moisés dijo estas palabras a Israel como nación, los estaba preparando para los días en que ellos no tuvieran en cuenta a Dios, días que llegaron finalmente cuando la nación entera fue llevada en cautiverio a Asiria y Babilonia por su desobediencia e idolatría. Previo a este acontecimiento y con los ejércitos a las puertas de Jerusalén, la expectativa de morir aumentó a tal punto que durante el día deseaban que la noche llegara, y en la noche, esperaban la luz del día porque significaba que aún continuaban con vida. Es una descripción suficientemente gráfica de un alma insegura, sin esperanza y con temor a la muerte.
    Las circunstancias varían y las historias cambian, pero el corazón del hombre sigue con la misma desesperación interior. Cansados de todo lo insípido de la vida esperan que el día se termine para concluir con toda las "canas verdes" que los hijos le han sacado, las discusiones matrimoniales, las angustias personales por la falta de logros o esperanzas truncadas, las frustraciones internas y los enojos generales que conlleva la vida sin una relación con Dios. Todo esto hace que la almohada sea la única cosa que genera algún tipo de alivio para el día. 
    Pero ¡ay!, cuando apoya su cabeza en ella, comienza otro tipo de angustias. Una de ellas, la incertidumbre de la vida, la imposibilidad de asegurar que volverá a levantarse; la mente corre a velocidades impensadas y la imaginación es más veloz en el silencio nocturno que lo que fue durante el día que pasó. De manera que la única cosa que puede ocurrir es razonar igual que Job "Cuando estoy acostado, digo: ¿Cuándo me levantaré? Mas la noche es larga, y estoy lleno de inquietudes hasta el alba." (7:4). No lector, esto sin duda no es vida. Claro que no, porque el alma adolece de paz con Dios, y esto afecta el día y la noche. Pero mientras creas que tu religión supera a la necesidad de una relación con Jesucristo, nada cambiará. 
    Te invito a que consideres algunos de los resultados inmediatos de una vida transformada por el evangelio de Jesucristo
        1. Paz con Dios - "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" - (Ro. 5:1)
       2. Seguridad de vida eterna - "De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida." (Jn. 5:24)
      3. Descanso - "Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores; pues que a su amado dará Dios el sueño." (Sal. 127:2)
       4. Tranquilidad - "No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya." (Sal. 91:5-6)

¡Dios te bendiga!

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jueves, 19 de marzo de 2015

CON TODA HONESTIDAD

"No tendrás en tu bolsa pesa grande y pesa chica, ni tendrás en tu casa efa grande y efa pequeño. Pesa exacta y justa tendrás; efa cabal y justo tendrás, para que tus días sean prolongados sobre la tierra que Jehová tu Dios te da." - Deuteronomio 25:13-15


    Una pequeña y sencilla encuesta a un grupo no grande de individuos acerca de valores perdidos en la sociedad, tendrá a la Honestidad ocupando los primeros lugares de la lista. Es un asunto evidente la deshonestidad en todos los ámbitos de la vida y algo que no tenemos esperanza alguna de desarraigar de ella mientras estemos vivos y no tengamos en cuenta la Palabra divina.

Dios le entregó instrucciones concretas a su pueblo para hacer efectiva la honestidad en el diario vivir. El mandato contiene un maravilloso instructivo para nosotros.

    En primer lugar, era un asunto individual y que cada uno debía asegurarse de respetar. "En tu bolsa y en tu casa" es el mandato. La honestidad comienza en casa, en tu propia vida. No es cuestión de echarle la culpa a los gobernantes, a los parientes, al comerciante, a los compañeros de trabajo; es un tema personal: ¿Qué hago cuando llego a casa y descubro que me cobraron de menos en el pago de los impuestos? ¿Qué hago cuando el semáforo está en rojo pero son las diez de la noche y quiero llegar a casa porque estoy cansado? ¿Por qué decimos "se me complicó" cuando no llegamos a tiempo a un compromiso asumido por habernos quedado a terminar de ver ese programa de televisión? ¿Por qué dices que el auto que estás vendiendo "está impecable" si en realidad no lo está?
    Los israelitas eran tentados a tener una pesa para cuando compraban y otra para cuando vendían; de esta forma, buscaban sacar provecho del prójimo. Pero la honestidad conlleva mantener la palabra, no importa cómo me afecte, "El que aun jurando en daño suyo, no por eso cambia." (Sal. 15:4)
    En segundo lugar, el mandato nos recuerda que la honestidad no es un valor natural en nosotros, sino que debemos cultivarlo. El corazón es engañoso y pecaminoso y el profeta dijo: "¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?" (Jer. 13:23). Hace falta un cambio de corazón individual, la honestidad que agrada a Dios es el fruto de un corazón transformado; no el resultado de una conducta habitual. Solamente la regeneración por medio del Espíritu de Dios impartiendo la vida de Jesucristo al corazón del pecador, hace posible que la honestidad comience a ser parte integral en la vida de un hombre o mujer, y cultivarla será un tema diario y personal. 
    Ten mucho cuidado de no tomar esto a la ligera, recuerda lo que Dios ha dicho, "¿Daré por inocente al que tiene balanza falsa y bolsa de pesas engañosas?" (Mi. 6:11). Que la transparencia en todo lo que digas y hagas sea tu móvil diario, hazlo porque Dios es honrado de esta forma y porque el pecado de la deshonestidad también fue llevado por Jesús sobre su cuerpo en la cruz.

¡Dios te bendiga!

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miércoles, 18 de marzo de 2015

"KONFUNDIDO"

"No sembrarás tu viña con semillas diversas, no sea que se pierda todo, tanto la semilla que sembraste como el fruto de la viña. No ararás con buey y con asno juntamente." - Deuteronomio 22:9-10

    El joven portaba una campera con una letra K en la espalda; cuando alguien le preguntó qué significaba dijo: "Es la K de Confundido." "Pero - insistió quien preguntaba- Confundido se escribe con C." "Sí - respondió el joven - es que tú no sabes cuán confundido estoy yo." Graciosa e ingeniosa como parezca la anécdota es una sencilla figura de la condición en que se encuentran las personas que nos rodean. La confusión espiritual es moneda corriente, y quienes la padecen están esperando un rayo de luz que les otorgue dirección definida y que los oriente con exactitud acerca de Dios, Jesucristo, la Biblia, la Eternidad, etc. 
    Algunos de los mandamientos de Dios para Israel apuntaban a esto mismo, a dar un mensaje definido en medio de una sociedad confusa. Ellos debían mantener claridad en toda su manera de vivir. Sin adentrar en los detalles de algunos de estos mandamientos que contenían instrucciones para la vida contemporánea de la nación por aquél entonces, basta mencionar que ellos no debían hacer lo mismo que las otras naciones quienes tenían costumbres que no marcaban distinción de género ni de principios en la sociedad.
    Cada cosa en su lugar, es lo que Dios quería enseñar a su pueblo, porque de esta manera ellos mostrarían que a Dios le interesa la pureza y la distinción en asuntos particulares. Cada semilla en su lugar para que la cosecha sea la misma y no se eche a perder. Un buey y un asno arando juntos no podrían mantener un surco  recto y en condiciones de ser sembrado. 
    Nuestra sociedad se confunde aún más cuando los hijos de luz no comunican un mensaje definido. El domingo en la iglesia y el lunes gritando en la casa a sus hijos o esposa. Confesando que "si alguno está en Cristo nueva criatura es" pero manteniendo las "cosas viejas" a la orden del día.  "Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz" (Ef. 5:8) es la exhortación de la Palabra de Dios. Señales claras y compromisos concretos con Dios y su Palabra es lo que precisan tus vecinos, familiares, compañeros de trabajo y amigos sin Cristo. No los confundas. Una semilla de la Palabra de Dios sembrada con una semilla de orgullo, echan a perder la cosecha de un alma sin Dios. Un yugo desigual deja un terreno desviado donde se hace difícil sembrar el evangelio de Cristo. 
    Vive el evangelio de Cristo como la Biblia lo presenta. No "Konfundas" a los demás.

¡Dios te bendiga!

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martes, 17 de marzo de 2015

¿PARA QUÉ ME SIRVE LA BIBLIA?

"...y leerá en él todos los días de su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios..." - Deuteronomio 17:19

    Quienes se califiquen así mismos como cristianos no pueden evitar la Biblia. Son dos términos indivisibles y no se pueden disociar sin que el uno o el otro quede diezmado de su verdadero significado. Los cristianos necesitan la Biblia y la Biblia define a los cristianos. ¿Es esto tan importante? Lo es. 
    La Biblia misma describe de varias maneras su propósito e importancia a través de diferentes facetas y expresiones que apuntan todas a un mismo fin: El conocimiento de Dios para la seguridad de la vida eterna. En Deuteronomio 17:19 hallamos una de estas expresiones, cuyo mensaje comunica que el aprendizaje del temor de Dios es uno de los propósitos por el cual la lectura de la Palabra de Dios es enfatizada en sus páginas. En este versículo estamos en presencia de un mandamiento para un monarca, pero también seguros de que el aprendizaje del temor de Dios no está confinado sólo a los reyes sino a todo ser humano.
    Lamentablemente, están aquellos quienes, llamándose cristianos no pueden describir ni el término ni la historia del mismo. Su insistencia en su cristianismo por tradición familiar es proporcionalmente directo a su ignorancia diaria de la Biblia.
    También tenemos que considerar a quienes la leen esporádicamente, por religiosidad y no por necesidad,  sólo porque hallan en algunos salmos palabras que los alientan justamente porque buscan la Palabra de Dios al estar en aflicción o algún problema personal, y luego la olvidan otra vez.
    No pasamos por alto también a quienes jamás se les ocurriría no poseer una Biblia en sus hogares e inclusive leerla aunque no muy dispuestos a reconocer que no entienden lo que leen; o simplemente razonan que solamente la iglesia o los líderes de ella tienen la autoridad y el poder para interpretarla correctamente.
    Y por último, pensamos en quienes al leer la Biblia lo hacen porque quieren conocer más y más al Hijo de Dios ya que por sus páginas comprendieron que él entregó su vida en la cruz para salvar a los pecadores. Ahora lee la Palabra de Dios porque quiere saber más de este extraordinario y glorioso Redentor. 
     Deberías preguntarte, ¿para qué leer la Biblia? ¿por qué si la leo, no la entiendo? ¿por qué me llamo cristiano o cristiana cuando ni siquiera he descubierto por sus páginas qué es lo que esto significa? O bien deberías admitir que nunca la abres, o si lo haces es para mantenerla en el Salmo 91 arriba de algún mueble en tu hogar como amuleto para tu seguridad. Pero nunca lo haces para "aprender a temer (reverenciar) a Dios." No puedes imaginarte lo fabuloso que es cuando entiendes lo que significan las palabras del Salmo 19:7 "La ley de Jehová es perfecta que convierte el alma." 
    Dios ha dejado su Palabra para que lo conozcas a él, que no es otra cosa que la vida eterna misma. 

¡Dios te bendiga!

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lunes, 16 de marzo de 2015

DE LO QUE HAY, NO FALTA NADA

"Y te alegrarás delante de Jehová tu Dios... porque te habrá bendecido Jehová tu Dios en todos tus frutos, y en toda la obra de tus manos, y estarás verdaderamente alegre... Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías; cada uno con la ofrenda de su mano, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te hubiere dado." - Deuteronomio 16:11, 15, 16b-17

    ¿Un mandato para que Israel se alegrara? Así parece; en seis oportunidades en el libro de Deuteronomio Dios manda al pueblo por medio de Moisés a alegarse delante de su presencia por las bendiciones que recibiría de su mano. Probablemente, en el corazón de este mandato reiterado se halle la protección contra un corazón ingrato y codicioso como también y especialmente, desatento. Tanto había hecho Dios por ellos, y tanto haría aún que no habría lugar en las memorias del pueblo para registrarlo todo. 
    Pero Dios no les pedía necesariamente un recuerdo de todo, sino simplemente que se alegraran. Esta alegría la demostrarían no llegando a su presencia con las manos vacías. El no necesitaba nada del pueblo; Dios es autosuficiente, pero deseaba que ellos disfrutaran pensando en sus beneficios y su amor por ellos.
    Ninguno de nosotros podrá negar que estar alegres siempre no es un asunto sencillo de practicar. Pero como en el mandato de Dios para Israel se mencionaba un momento definido para alegrarse, es también cierto que lo que él espera de nosotros son esos momentos de detenimiento mental y emocional donde podemos mirar el registro de bondades inmerecidas de parte del Señor para con nosotros. No se trata de alegrarnos en lo que hubiéramos querido tener o hacer, sino en lo que tenemos o hicimos en la gracia y voluntad de Dios. Requiere confesión de pecado y requiere voluntad y honestidad pues Dios le dijo al pueblo, "estarás verdaderamente alegre". Nada de inventos o palabras religiosas repetidas y generalidades. "Oh, gracias Señor por tus bendiciones"; "Señor, te damos gracias por bendecirnos"; "Gracias Señor por ser tan bueno."; etc, etc. 
    Dios requiere gratitud concreta. Piensa. No te acerques con las manos vacías. Mira a tu alrededor; observa cómo ha sustentado tu cuerpo, tu alma y tu espíritu hasta el día de hoy. Considera cómo te ha protegido y sostenido en tu trabajo, tus exámenes, cómo ha respondido la oración, cómo ha vuelto a hablarte por su palabra. Hay razones interminables para "estar siempre gozosos"; no tiene que ver con lo que nos hubiera gustado sino con lo que Dios pensaba que necesitábamos. 
    Es un dicho popular muy recurrente el que reza "De lo que hay, no falta nada", y sin embargo es tan cierto para el creyente porque todo lo que posee proviene de la mano de Dios y cuando él otorga, siempre da absolutamente lo necesario, nunca falta nada, "No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió." (Josué 21:45). Que siempre haya algo en nuestras manos para agradecer al Señor cuando llegamos a su presencia.

¡Dios te bendiga!

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domingo, 15 de marzo de 2015

IMITACIÓN FATAL

"Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios... no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños... En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis." - Deuteronomio 13:1, 3-4

    Ocurrió en los días de Moisés, personas que reclamaron tener poderes espirituales especiales, milagros, profecías, revelaciones y señales. El pueblo debía estar preparado. Si no era por medio de la idolatría, podría ser por medio de la imitación que terminarían apartándose de Dios y cediendo ante las prácticas paganas. El poder que tiene la imitación es sorprendente; en el ámbito  comercial, económico, sentimental, etc. Y en el plano espiritual, no es menor. Como aconteció en los días de Israel, también sucede hoy en día; imitadores de asuntos espirituales con capacidades convincentes que superan nuestra imaginación, incluyendo apariencia de piedad, altruismo y una gran eficacia de convocatoria que difícilmente será vista como espiritualmente nociva para el alma. 
   Pero a corto o a largo plazo llega la verdad. A corto plazo, cuando los falsos maestros son descubiertos aquí, y a largo plazo cuando en la eternidad, ante el Juez Eterno darán cuenta tanto los mentirosos como los que siguieron la mentira. 
    ¿Pero es que acaso no hay forma de ser advertidos, protegidos o liberados de toda la mentira encubierta bajo una máscara de piedad? Por supuesto que sí. Moisés se lo dijo a Israel "guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz", esto es, la voz de Dios, su Palabra. Fidelidad a la palabra de Dios es el único antídoto seguro contra el engaño y la imitación espiritual. Mientras haya afinidad absoluta con la revelación de Dios e interpretación correcta de la misma, entonces la verdad brillará y el error no quedará oculto. 
    Ten cuidado lo que oyes, donde lo oyes y cómo lo oyes. Estamos rodeados de impostores, predicadores fraudulentos, que son como las golosinas: Engañan el estómago, pero no alimentan. Así también quienes no toman en serio la Biblia para leerla, o enseñarla o escucharla correctamente, engañan los corazones y destruyen el alma tal como lo dijo el apóstol Pablo a los Romanos, "Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos." (16:18).
    Busca un lugar donde se predique la Biblia, donde se interprete la misma y donde la implicación de su enseñanza no te desvíe de honrar a Dios ni de servirlo, sino por el contrario te motive a conocerlo y amarlo cada día más. No puedes evitar a los falsos maestros, pero sí puedes recurrir a la Palabra de Dios para que los descubra y los anule de tu lista de predicadores recomendados.

¡Dios te bendiga!

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sábado, 14 de marzo de 2015

MANTENIENDO LA PERSPECTIVA

"...¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac? Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho. No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti. No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos..." - Deuteronomio 9:2-5

    La perspectiva es el arte de dibujar algo simulando la profundidad y efectos de reducción; pero "por analogía, también se llama perspectiva al conjunto de circunstancias que rodean al observador, y que influyen en su percepción o en su juicio" (Wikipedia). Mientras Moisés daba a la joven generación de Israel una repetición de la ley e instrucciones para afrontar los nuevos desafíos en la tierra prometida, los orientó reiteradamente para que tuvieran una proyección de las situaciones que enfrentarían junto con los eventuales razonamientos que surgirían ante cada una de ellas.
    Ante la dura realidad que significaría batallar contra los gigantes anaceos, ellos debían hacer dos cosas. En primer lugar, entender que sería Dios quien se encargaría de destruirlos delante de ellos; lo cual le dejaba a la nación la responsabilidad de deshacerse de sus enemigos inmediatamente. Y en segundo lugar, nunca deberían razonar atribuyendo la victoria a su propia justicia o rectitud de corazón.
    Israel debía entonces mantener una correcta perspectiva para que ninguna cosa inadecuada influyera en su percepción de juicio de las circunstancias que le tocarían vivir. 
    Nuestros corazones son muy dados a la incredulidad ante las primeras apariciones de gigantes espirituales en el horizonte de nuestras vidas, ante los cuales desmayamos en medio de innumerables preguntas y sombríos razonamientos; pero también son sorprendentemente veloces y pecaminosamente elocuentes para atribuirse la gloria de la victoria cuando la prueba ha cesado y los gigantes han sido destruidos.  Así también nosotros perdemos la perspectiva de Dios en todo lo que nos acontece.
    "Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo" - son las palabras de Pablo a los Corintios (2 Cor. 12:9), y muestran la perspectiva de Pablo ante los gigantes de su vida y, "mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo", también escribiéndole el apóstol a los mismos Corintios (1 Cor. 15:57) indicándoles cuál ha de ser la confesión constante del hijo de Dios cada vez que sale airoso de una batalla espiritual.
    Siempre tenemos que afirmar ambas cosas en el corazón, continuamente hemos de establecer en el alma la convicción de que Jesucristo es el Alfa y la Omega de todas nuestras victorias y que nada es producto de nuestra justicia. Esto es el meollo de una vida transformada, constantemente admitiendo y apreciando la gracia de Dios como fuente única de gozo y avance de la fe. Digamos con el salmista: "Atribuid poder a Dios; sobre Israel es su magnificencia, y su poder está en los cielos." (Sal.68:34).   Esta es la mejor y única perspectiva del alma.

¡Dios te bendiga!

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viernes, 13 de marzo de 2015

LO QUE NECESITAS SABER DE DIOS


"Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel" - Deuteronomio 7:9


   El séptimo capítulo de Deuteronomio contiene una definida advertencia para Israel acerca del peligro de relacionarse con los cananeos luego del cruce del río Jordán. Las siete naciones juntas mencionadas, tenían un poderío militar superior al pueblo de Dios. Pero ellos no debían temer el poderío militar sino el peligro moral que les representaba. Era en todo caso, un llamado a la obediencia incondicional a Dios como nación para que no resultaran subyugados por la idolatría.
   ¿Y cuál fue el atributo de Dios que les fue revelado para que conozcan y para que lo aprecien y para que su obediencia fuera absolutamente de corazón? Su fidelidad. Claro que Israel sabía que Dios era poderoso, lo experimentaron al salir de Egipto. Por supuesto que sabían también que él era Santo, lo vivieron reiteradas veces al observar el tabernáculo. No hay duda que entendían que era justo, sus diez mandamientos lo ejemplificaban. Como Dios misericordioso igualmente lo reconocían, pues en más de una oportunidad no les dio lo que merecían sus pecados.
   Pero ahora él les dijo, "soy un Dios Fiel"; y eso es suficiente condimento para la obediencia imparcial. Nunca les falló. Mirando su historia pasada, muchos atributos de Dios podían ser recordados y mencionados, pero a la hora de entrar en la tierra prometida y hacer lo que debían, la Fidelidad de Dios era lo mejor que podían conocer.
   Con toda seguridad no comprendemos todos los actos justos de Dios, como tampoco entendemos la magnitud de su poder y misericordia; pero sólo hace falta una cosa para sustentar la obediencia diaria a la palabra de Dios, y esto es considerar su Fidelidad para con nuestras vidas. Al mirar hacia atrás, existe un solo acto de Dios que necesitamos ponderar para reconocer que él es Fiel, la cruz de Cristo. Este es el mayor y más importante ejemplo de su fidelidad, ya que encierra todo el resto de sus continuas fidelidades que se renuevan cada mañana, pues la escritura declara: "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?" (Ro. 8:32).
   Si vas a obedecer al Señor, hazlo porque él es Fiel, no porque quieres algo de su mano o porque tienes miedo de un castigo; así no se espera que obedezca su pueblo. Y si has estado haciendo lo que debes con otra motivación, confiesa el pecado de irreverencia y disfruta de aquel que dijo: "Si fuéremos infieles, él permanece fiel; él no puede negarse a sí mismo." (2 Ti. 2:13)

¡Dios te bendiga!

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jueves, 12 de marzo de 2015

NI MÁS, NI MENOS

"No añadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová vuestro Dios que yo os ordeno." - Deuteronomio 4:2

    Exageraciones y disminuciones; todos los días vemos algo de esto en nuestra sociedad. Según la conveniencia y las oportunidades somos testigos de ambos extremos que favorecen a algunos y otros no. En la vida cotidiana, mucho de esto llega a ser moneda corriente, no agradable, pero tampoco imposible de sobrellevar. En el mercado, en los impuestos, en el tránsito, en la educación, la política, etc. Hay quienes exageran y hay quienes disminuyen. 
    Dios, sin embargo, tiene balanzas justas y pesas justas; una relación con él se basa sobre su justicia y no sobre la variación de ella, para más o para menos. La revelación de esta justicia se encuentra en su palabra, la Biblia; allí Dios ha comunicado exactamente su voluntad para el hombre, para el pecador perdido, y para el pecador perdonado. No se puede exagerar y no se puede disminuir, aunque esto es lo que muchas veces acontece. 
    El pecador perdido encuentra en la Biblia el mensaje del único camino que puede conducirle a Dios que es la persona de Jesucristo, "Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre" (1 Ti. 2:5). A este camino, él le añade. ¿Cómo? Pues su simple razonamiento es: "Entiendo que Dios es inaccesible y que todos somos pecadores, entiendo que Cristo murió en la cruz... pero seguramente tenemos que esforzarnos como buenas personas para que un día él nos reciba en el cielo." De esta manera, el pecador perdido exagera y disminuye la verdad de Dios, ya que la Escritura dice: "al que a mí viene, no le echo fuera" (Jn. 6:37); y "no por obras, para que nadie se gloríe" (Ef. 2:9).
    También el pecador perdonado añade y disminuye. Su pecado de añadidura es comparable al pecado de los fariseos a quiénes Jesús dijo: "¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?" (Mt. 15:3); entonces, la tradición de ciertos estereotipos eclesiásticos sustituye a la pura y sencilla Palabra de Dios cuando juzgamos la apariencia de cómo concurrimos a la casa de Dios o la manera en que realizamos el culto. "Mira, fulano ha venido al culto sin corbata..." "¿Cómo que el culto de oración lo realizan en los hogares y no en la iglesia?"; "¿No tienen reuniones todos los días de la semana? ¿cómo es posible?" Así, tantas otras cosas aparecen como exageraciones de justicia para agradar a Dios. 
    Y no es menor la disminución de la Palabra de Dios, especialmente cuando el pueblo de Cristo sólo recibe del púlpito lo que al pastor le conviene enseñar y no lo que la iglesia necesita. No hay enseñanza del pecado, ni del arrepentimiento, ni de la santidad, ni del compromiso diario con la piedad. Sólo lo que entretiene a la gente. 
   Periódicamente debemos examinar nuestro equilibrio en el juicio y la obediencia. Y diariamente tenemos que recordar la medida y la pesa justa que Cristo ha dejado como regla inquebrantable e infalible: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mt. 24:35).

¡Dios te bendiga!

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miércoles, 11 de marzo de 2015

NO TE METAS DONDE NO DEBES


"Y Jehová me dijo: No molestes a Moab, ni te empeñes con ellos en guerra... Y cuando te acerques a los hijos de Amón, no los molestes... Levantaos, salid, y pasad el arroyo de Arnón; he aquí he entregado en tu mano a Sehón rey de Hesbón, amorreo" - Deuteronomio 2:9,19, 29


    La disciplina de cuarenta años de Israel vagando por el desierto había llegado a su fin. Ahora serían una nación con territorio propio prometido por Dios a Abraham más de cuatro siglos antes, cuando este ni siquiera había tenido hijos aún.
    La posesión de la tierra era un hecho indiscutible y la victoria sobre los enemigos impíos señalados por Dios estaba garantizada, de manera que lo único que Israel tenía que hacer era obedecer.  Sin embargo, el mandato contenía instrucciones específicas; por un lado les indicaba que ya Dios había entregado en sus manos a ciertas naciones, y por otro lado les advertía sobre los pueblos que no debían tocar. No eran batallas que debían ocuparse en pelear pues no estaban en los planes divinos para ellos como nación.
    No nos ha llamado Dios a enfrentarnos a asuntos que no ha planificado para nosotros, y es que no tenemos que meternos en lo que no debemos. Muy a menudo abarcamos más de lo que podemos apretar, algunas veces interfiriendo en asuntos ajenos que no podemos solucionar. Lo dijo Salomón, "El que pasando se deja llevar de la ira en pleito ajeno es como el que toma al perro por las orejas." (Pr. 26:17). Si no deseas que el perro te muerda, será mejor que no libres batallas que no te corresponden.
   En más de una oportunidad creyentes se han empeñado en justificar su participación forzada en asuntos políticos y sociales con la excusa de llevar el Evangelio y lo único que han logrado es opacar su brillo y su poder. Muchos de ellos entran en la categoría de los que Pablo describió como "entremetiéndose en lo ajeno" (2 Ts. 3:11); o de los cuales también el apóstol Pedro escribió que  padecen por "entremeterse en lo ajeno" (1 Pe. 4:15).
   Presta atención al plan de Dios para tu vida, hay algo que debes batallar y poseer, son territorios necesarios para el desarrollo sano de tu fe; temperamento, conducta, carácter, valores, matrimonio, hijos, testimonio, oración, devoción, etc. Hay promesas para todo esto. Pelea la buena batalla de la fe y no te metas en lo que no debes.

¡Dios te bendiga!

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martes, 10 de marzo de 2015

¿TIENES LUGAR DONDE VIVIR?

"y la congregación librará al homicida de mano del vengador de la sangre, y la congregación lo hará volver a su ciudad de refugio, en la cual se había refugiado; y morará en ella hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo." - Números 35:25

    Como todo en el Antiguo Testamento, también las ciudades de refugio representan una verdad espiritual que favorece al desarrollo de nuestra comprensión de la teología, doctrina y práctica del Nuevo Testamento. Dios dejó sombras que tuvieron su cumplimiento final en la persona de Cristo. 
    Las ciudades de refugio contienen una enseñanza enriquecedora para el alma, puesto que se hallaban destinadas únicamente para proteger a aquel que, siendo homicida sin intención, precisara un lugar a donde huir para no ser alcanzado por quien legalmente podía tomar vida por vida. Toda la congregación de Israel cercana a los acontecimientos, tenía la responsabilidad de proteger al homicida involuntario y colocarlo en lugar seguro. Las ciudades de refugio se ubicaban estratégicamente en todo el territorio de Israel para que nadie sufriera la muerte cuando no lo merecía y pudiera llegar con facilidad a una de ellas amparado por la misma congregación. 
    Una sola cosa garantizaba su permanencia en la ciudad de refugio, y era la vida del sumo sacerdote. Una vez muerto éste, el homicida volvería a su ciudad. La cuenta estaba saldada, no había lugar a demandas en absoluto. Pero, ¿habría temor al salir?, ¿viviría completamente confiado de su deuda saldada? No lo creo. Sin embargo, estas eran las reglas. Quien quisiera vengarse, ya no tendría la cobertura legal puesto que se transformaría en asesino inmediato sin lugar a justificación por sus hechos. Esta era la única garantía para quien salía de nuevo a su heredad. Pero el temor, duraría para siempre.
    ¡Gloria a Dios! Nosotros hemos sido librados del temor de la muerte; hemos sido recibidos en Aquel que es la Eterna Ciudad de Refugio; y no sólo esto sino que en Cristo "tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos" (He. 8:1); "por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos." (He. 7:25). ¡No hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús! Nunca precisaremos salir de la Ciudad de Refugio porque tampoco nunca podremos hacerlo, pues quienes han acudido al Padre por medio de Cristo tienen la garantía del mismo Hijo de Dios: "y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre."(Jn. 10:28-29). Podemos disfrutar de tal Sumo Sacerdote quien vive para siempre y jamás precisaremos acudir a ningún otro medio para asegurar nuestra eterna existencia con él. 
    ¿Tiene tu alma tal seguridad? El vengador de la sangre está siempre a las puerta porque "está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio" (He. 9:27). Si esta es una verdad que te incomoda el alma; huye a la única Ciudad de Refugio de eterna seguridad y al insustituible Sumo Sacerdote que no muere, Cristo Jesús. El mismo que dijo: "al que a mí viene, no le echo fuera." (Jn. 6:37).

¡Dios te bendiga!

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lunes, 9 de marzo de 2015

¡OUCH! ¡AUCH! ¡AY!


"Y si no echareis a los moradores del país de delante de vosotros, sucederá que los que dejareis de ellos serán por aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitareis." - Números 33:55

    La posesión de la tierra prometida era prácticamente un hecho consumado, dado que la promesa de Dios se había cumplido al pie de la letra e Israel ya se encontraba próximo a cruzar el Jordán y comenzar las batallas contra los moradores de Canaán. 
    El capítulo treinta y tres de Números contiene dos asuntos principales: Un repaso del pasado de Israel desde su salida de Egipto y una anticipación del futuro cuando entrarían en la tierra. Aunque habían sido un pueblo de dura cerviz, igualmente Dios en su bondad y gracia los dirigió hasta el lugar en que ahora se encontraban, listos a entrar en la posesión de la promesa.
    Esta misma anticipación del futuro incluía la prohibición de concesiones con las naciones cananeas que se hallaban bajo juicio divino ya de largo tiempo por lo que una alianza de cualquier tipo y característica ocasionaría sobre Israel el devenir de los mismos juicios sobre ellos. Pero aparte de esta disciplina divina, también estaba la advertencia acerca de las consecuencias inmediatas de la concesión con los paganos; esto se describe como aguijones, espinas y aflicciones. 
    Las concesiones con el pecado, llevadas a cabo a través de la permisividad de transgresiones reiteradas y apreciadas, o por medio de la comodidad carnal que se adquiere cuando la cosmovisión bíblica deja de ser parte integral del hijo de Dios; son concesiones fatales que estorban definitivamente cual aguijones y espinas en la vida del creyente.
    "Los que dejareis de ellos", no importa cuáles. Porque es costumbre de nuestros corazones engañosos cuando no están bajo la protección de la gracia de Dios, el hacer una lista discriminatoria a fin de otorgarle espacio a aquellos pecados que más apreciamos y que aseguramos serán fáciles de erradicar cuando haga falta. "No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?" (1 Cor. 5:6).
    La carne y Espíritu nunca podrán habitar juntos; entonces no hace falta concederle lugar a la carne sino más bien tomar posesión de las promesas claramente expresadas para nosotros, "porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis." (Ro. 8:13); "No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias." (Ro. 6:12).
    Echa fuera todos los cananeos de tu vida, ya no hagas concesiones que te costarán la paz y el gozo de servir a Cristo abundantemente y deleitosamente. Disfruta de la posesión por la promesa de la cruz y evita tener que padecer como los que no tienen en cuenta a Dios en sus vidas.

¡Dios te bendiga!

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domingo, 8 de marzo de 2015

¡PERO SI ES CASI LO MISMO!

"Por tanto, dijeron, si hallamos gracia en tus ojos, dése esta tierra a tus siervos en heredad, y no nos hagas pasar el Jordán. Y respondió Moisés a los hijos de Gad y a los hijos de Rubén: ¿Irán vuestros hermanos a la guerra, y vosotros os quedaréis aquí?" - Números 32:5-6


    El relato acontece en uno de los momentos históricos más esperados por la nación de Israel; la entrada a la tierra prometida; cuarenta años de peregrinaje disciplinario están llegando a su fin. La promesa hecha a Abraham y confirmada a Isaac y a Jacob, está a punto de ser una bendecida realidad. Allí nomás, del otro lado del Jordán se encontraba aquello que demostraba a todo el mundo que Dios es fiel. Un pueblo en multitud conformado por doce tribus numerosas, ahora dejaría de ser peregrino para transformarse en  propietario de la tierra de la cual fluye leche y miel, la de las inmensas uvas, higos y valles fructíferos.
    Pero allí nomás, en el borde; en el límite entre la promesa y la vida pasada llena de recuerdos de rebeldías, murmuraciones y quejas contra Dios; allí mismo dos tribus, Gad y Rubén hacen un pedido que nos resultaría insólito sino supiéramos que el corazón es engañoso tal y como lo refleja la Escritura vez tras vez. Ellos pidieron, "no nos hagas pasar el Jordán"; en otras palabras, "esto es casi lo mismo y tenemos lo que deseamos." Ya lo había dicho Jacob, cuando dio la profecía final sobre sus hijos antes de morir, en cuanto a uno de ellos dijo, "Gad, ejército lo acometerá" (Gn. 49:19), ya que su decisión para su futura ubicación geográfica le expuso a las futuras invasiones. Y en cuanto a la otra tribu, fue Moisés quien oró: "Viva Rubén, y no muera" (Dt. 33:6), ya que correría la misma suerte que Gad.
    Este es uno de tantos relatos bíblicos que ilustran el corazón dividido, la mente ambigua y el espíritu pragmático, pero que en realidad le dan la espalda a Dios aunque esperando sus beneficios mientras abrazan lo conveniente a sus pasiones y concupiscencias. No vacilan en comparar los deseos mundanos nobles con las promesas divinas santas y colocarlos en balanza para forzar un equilibrio inexistente. Vivir en el borde de la obediencia no es vivir dentro de la promesa; de esta manera se está tan afuera como el que se halla más lejos. 
    Moisés enfrentó a Gad y Rubén con la misma pregunta que el Espíritu de Dios hace a todos aquellos que abandonan la lucha contra principados y potestades y gobernadores de las tinieblas de este siglo, haciendo una tregua conciliatoria: "¿Irán vuestros hermanos a la guerra, y vosotros os quedaréis aquí?" ¿Dejarán estas dos tribus que sus hermanos batallen sin apoyo de todos como un solo hombre? Pero si es esto mismo lo que ocurre en la iglesia de Cristo, cuando un puñado de hombres y mujeres fieles batallan contra la mentalidad mundana mientras tantos otros que concurren al mismo templo, con el mismo pastor y la misma Biblia, no parecen inmutarse ni incomodarse. ¿Seguirán vuestros hermanos batallando contra la inmoralidad permisiva, contra la mentira justificada, la moda y las pasiones aprobadas, la filosofía paternal egocéntrica, la desobediencia insolente de los hijos; mientras vosotros os quedáis en el borde? ¿Batallarán solos? 
    Es hoy una imperiosa necesidad que examinemos con profundidad nuestras verdaderas motivaciones, no sea que escojamos la comodidad diabólica e infernal de vivir "casi en la obediencia", pero engañando nuestros corazones, exponiendo nuestras vidas a la ruina segura y abandonando a todos los que luchan gozosos por la gloria de Cristo y de una iglesia con un evangelio efectivo.

¡Dios te bendiga!

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