sábado, 5 de diciembre de 2015

TODO SE VE DIFERENTE

"De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así." - 2 Corintios 5:16

    La conversión de un individuo y la transformación que Cristo hace en él cuando cree el evangelio, es tal que no solamente cambia la manera de pensar con respecto a Dios sino también con respecto a las personas. La Biblia enseña que quienes se arrepienten de sus pecados y creen en Jesucristo, tienen paz para con Dios (Ro. 5:1); esto es, no solamente el cese de hostilidades (paz, del griego "ireneo"), sino también el inicio y desarrollo de una profunda amistad. La posición ante Dios ha cambiado para siempre y es, como dice el versículo siguiente, "nueva criatura (porque) las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." (5:17)
    Esa es la conclusión lógica a la que Pablo arriba luego de expresar que este cambio afecta también la forma de ver a todos los demás por parte del cristiano; ahora hace una evaluación totalmente diferente de las personas. Los parámetros son espirituales, eternos; contienen las indicaciones del Espíritu de Dios y no las del hombre natural. Lo que ocurre en el creyente con relación a su visión renovada de Dios y lo eterno, se traduce en una nueva manera de ver el resto de las cosas.
    Inclusive el conocimiento de quién es Cristo ha cambiado; dejó de ser una persona histórica para llegar a ser una persona viva, Salvador, el Señor resucitado y vencedor de la muerte. De manera que si esto es así con el mismo Jesucristo, ¿cómo no ha de serlo con todo lo demás? Piensa un momento en aquellos que te rodean, algunos de los cuales se te hace difícil de soportar; los que quisieras no ver nunca más por los problemas que te ocasionan, las tristezas que te generan y los malos momentos que hacen que atravieses. ¿Cómo sería posible dejar de verlos como obstáculos y comenzar a verlos como ingredientes necesarios para el desarrollo de tu fe, por ejemplo? Y no solamente esto, si estas personas están sin Cristo, ¿cuánto más necesario es que dejes de verlos como los veías cuando tu estabas igual que ellos? 
    Es una obra sobrenatural y por ello, quienes dicen amar a Dios pero siguen con una filosofía de enemistad para con el prójimo, están viviendo en una ambigüedad que la palabra de Dios no admite para los genuinos hijos de Dios. Nadie dice que es fácil, pero tampoco se puede mantener la misma actitud de corazón, valoración y parámetros de evaluación sobre ellos que tenías antes de que tu fueras una nueva criatura en Cristo. Es tiempo de colocarse los lentes correctos, los que provee la cruz, el lugar donde todo es hecho nuevo, inclusive nuestra forma de ver a los demás.

¡Dios te bendiga!

-Biblia. Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

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