martes, 22 de diciembre de 2015

COMPLETAMENTE PERFECTO

"porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados" - Hebreos 10:14

     El concepto de que algo es perfecto lo manejamos a menudo y en diferentes áreas de la vida cotidiana; así decimos que la comida salió perfecta; que el lugar en que nos echamos a descansar era perfecto; que hicimos un viaje perfecto; o que los zapatos nos calzan a la perfección. Pero si quisiéramos, podríamos considerar con atención y hallaríamos que la comida quizá necesitaba un poco más de sal, o menos; que el lugar de descanso no impedía el sonido de algún vehículo que pasaba; que al viaje le faltó algo de música para oír; o que los zapatos tienen una costura fallida. Entonces, ¿por qué decimos que estas cosas eran perfectas? Pues porque suplieron absolutamente las expectativas deseadas y con creces.
    Cuando el escritor de Hebreos mencionó que la ofrenda de Cristo "hizo perfectos para siempre a los santificados" utilizó un vocablo griego que significa "llevar a lo completo, llevar hacia el fin deseado". En su contexto, el escritor muestra cómo el antiguo pacto jamás pudo llevar al hombre a un acceso completo ante Dios, pero que sin embargo sí logró hacerlo el sacrificio de Jesús en el Calvario. Todos aquellos quienes confían en el sacrificio de Jesucristo están completos en lo que a Dios se refiere para poder acercarse libremente ante su presencia, lo que en teología se conoce como una santificación posicional. 
    No tiene nada que ver con un perfeccionismo práctico, el cual sabemos que los hijos de Dios no poseen, ya que la misma palabra de Dios nos exhorta que "Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros" (1 Jn. 1:10).  De manera que los creyentes pueden estar seguros que no necesitan ninguna otra cosa para sustentar la certeza de que su posición delante de Dios es perfecta; y de igual manera Dios se encargó de dejar constancia de esta verdad en su misma palabra cuando dice, "...nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado." (He. 10:15-18)
    ¿Eres un hijo o hija de Dios? ¡Entonces eres perfecto! ¿Qué otra cosa puede ser más importante que hallarse perfecto delante de Dios? Ninguna. No se trata de lo que tú hagas sino de lo que Jesús ya hizo. Disfruta de esta condición y vive a la altura de ella honrando a quien te la otorgó.

¡Dios te bendiga!

-Biblia, Mate y Oración-
© 2013- Ricardo Daglio -Uso personal, no distribuir sin permiso

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